Balterius

Balterius

8 de agosto de 2011

Aventura o merienda


Siempre que en los carteles y programas catalogamos un espectáculo como infantil tengo ciertas dudas acerca de esa etiqueta. Más bien, creo que deberíamos decir que el espectáculo es para todos los públicos. No solo los padres que traen al teatro a sus hijos lo acaban disfrutando, sino que los que somos presuntamente adultos y no tenemos la coartada de los niños también nos lo pasamos pipa (algún año, lo juro, he visto entre el público a paramilitares serbobosnios, sicarios colombianos, dirigentes de Al-Queda e incluso a políticos partirse de risa con los ojos iluminados; ¿será que todos han sido niños?).

Eso fue lo que pasó hace un año con Chema Concedeclown y lo que volvió a ocurrir anoche con los segovianos Pájaro Lunar. La trama de El baúl de los secretos (que, finalmente, no tenía nada que ver con los hermanos Urquijo) te atrapa desde el primer momento. Bisi y Cleta suben al desván de su abuela. Allí se encuentran con muñecos en movimiento, ruidos, juegos y canciones. Cada poco se enfrentan a un dilema al que todos nos enfrentamos cada día: ¿aventura o merienda? Aventura es quedarse en el desván, enfrentarse a los miedos, ir hasta el final y desentrañar los misterios que allí se encierran; y merienda es bajar las escaleras sin mirar atrás y refugiarse en la seguridad del pan con nocilla (por ejemplo) que la abuela les ha preparado. Afortunadamente, Bisi y Cleta eligen aventura.

No sé las veces que Pájaro Lunar habrá representado El baúl de los secretos, pero lo cierto es que el espectáculo que funciona con una precisión quirúrgica. La música en directo y el baile hacen que el ritmo se contagie al instante entre el público; pero es sobre todo el lenguaje corporal de Alicia y Mariana lo que establece un canal directo con las emociones del espectador. Y se debe a esa sabiduría teatral cuyo truco es hacer precisamente que no se note, que lo que es fruto de mucho trabajo y horas de ensayo parezca espontáneo y fresco.

Con todos esos ingredientes era imposible no disfrutar de la noche. Seguro que a los numerosos niños que había anoche en Villabalter (diablos, ¿de dónde sale tanto crío? ¿Acaso en este pueblo se pasan el día haciéndolos?) se les despertó la curiosidad por la magia del escenario. Y así nos vamos asegurando público y balterianos nuevos para los próximos años.

Ayer por la mañana nuestras hermosas chicas para todo dirigieron el Taller Infantil de Cuentacuentos. Por lo que me han contado, todo salió de maravilla.

Hoy a las 22:30 los astorganos A ras de suelo representan Ciegos. No os lo perdáis.

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